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Mostrando entradas de 2017

Todos los días

Que traidor que es mi pensamiento. Que cada vez que me pongo a escribir Se va. Y en cuanto cierro la tapa, Vuelve a darme cuerda. No seas fóbico Dejame plasmarte Te quiero ver bien.

El mismísimo concepto de Viernes

Hace tres días que uso la misma ropa estoy cansada y no quiero estar acá Tres años escribiendo lo mismo raspando la superficie cortándome la yema de los dedos Hace cuánto, no sé y no me encuentro pero hago la vista gorda y sigo en una hoja de jacarandá que dormita en mi ventana que esquivo. para no escuchar qué dice de mí Tal vez un día le preste oído y las palabras exhalen y la vida no pese y mi ego sucumba y lo lleve a volar lejos desprovisto de ropa,  y del mismísimo concepto de viernes

Carta a Facundo

Te quiero regalar palabras que tejan un puente a lo que podríamos haber sido. Charlas que emparchen el hecho de que muchas veces no charlamos. Hacerlo de forma tan minuciosa que no de lugar a duda a que hoy sería así. Y que ese camino que manufacturé sea tan tenso que al andar sobre el, no se note que debajo hay una chica de solo 15 que no sabe nadar. Te quiero pedir el tiempo que no me diste. A mí, que me dabas todo lo que deseaba antes de saber que lo deseaba, tuviste el tupé de desproveerme de algo tan  fundamental. Predijiste que el tiempo nos iba a acercar, pero ansioso, como me enseñaste a ser, te fuiste antes. Te quiero muchas veces abrazar, hasta que por una vez seas vos el que se canse de mi cariño. Aunque eso nunca pasó. Y a mí eso no me volvió a pasar con nadie. Me encantaría que me exasperes con las tantas cosas que estoy segura no estamos de acuerdo, y apilar anécdotas para ese hueco que hay ahora, con memorias filtrándose como arena. Porque aún no estando de acuerd...

Por eso

Abrís la puerta y me invitás a salir Nunca me gustó que me abran las puertas Pero te dejo Así aprovecho Y te miro Agarrar la misma salida que yo A destinos distintos A que tu huella Mi huella Se pisen y no se toquen Y las separe una fina capa De realidad O ficción Río, Me leés y sos cómplice En un guiño Saltamos Asomamos las narices Y me olvido de vos Por eso te quiero.

Inés

Hoy sé que no me voy a olvidar de ella. Que me enamoró con sus palabras. O el don de poner las palabras “en un orden bonito”: lo más parecido a un hechizo que encontré. Así tan sincero. Así tan cercano pero esfumado. En ningún lugar.  Ella estaba ahí. Conmigo. En el presente. Pero en una línea narrativa distinta. Sentada a unos pocos centímetros que medían lo que una galaxia. Ni cuando te di un beso pudimos compartir tiempo y espacio, fue un atento en vano a que me transportes a tu planeta.  Tardé en ver que corríamos por líneas paralelas. Y que vos no ibas a mirar para el costado. Me limité a seguir tus pasos de reojo, entregada a la ilusión óptica de que tarde o temprano las líneas se iban a cruzar. Eventualmente se tenían que tocar. ¿Es que no nos podemos tocar? Me colgué a una caricia inmaterial tan real que quema. Me arde. No dudo que lo ves, pero indiferente te escurriste entre mis dedos, sin esperar a que reaccione; ya un paso adelante un poco irritada por perder...

Atate los cordones

¿En qué pensás cuando te atás los cordones? Ahí, cuando se te frunce el ceño y los sonidos desaparecen, y despegas sin quererlo, por que tus dedos se salen con la suya. Te despido y me intriga. Fantaseo con llegar tan lejos como tu ausencia. Trato de encontrarme con ella en algún desierto olvidado para que confiese lo que escondés cuando solo veo la nuca de tu cabeza gacha. Pienso en volver, y cambiar el mundo con vos. Pero entro de nuevo a la casa y la fantasía se desploma. Cierto que en la ciudad no hay horizontes. Las ilusiones acá surcan por luces de neón y van a pata; mejor olvidemos la pregunta y sigamos. O no, hagamos una revolución: convirtamos los edificios en velas y sahumerios, erradiquemos la noche y elevemos un grito que requiera de todas nuestras fuerzas, para que no descansen en ningún otro lugar... O miremos al espejo y lloremos, porque no hay nadie, somos humo. Pero sonreí, desafortunadamente algo somos. Salgamos afuera a que nos riegue el sol y nos enf...

Ambiente Hostil

Imagen

Endurecimiento por deformación

Así se llama al proceso de endurecimiento de un material por la saturación del mismo por sus dislocaciones. Las dislocaciones son estructuras dentro de la materia que se mueven cuando se deforma el material. A medida que deforma se traban, hasta que dado momento se traban todas y si el material se mueve una vez más, por defecto, se rompe. Valores de cemento te agrietan Te alienan de vos, de mí Y yo que soy arena corro, porque aún puedo Soñaba con controlar los vientos Tocar el cielo y saludarte Pero me rechazás con un gesto y las brasas no pueden evitar extinguir Sos muy pesado tus pies de hierro Yo solo soy semilla Y aunque mis raíces se mueven, no te puedo empujar Soñaba con crecer de tu mano Enseñarte la paz que a veces acarrea la espuma del mar Pero desde tu jardín no se escucha nada Te busco desde el borde opuesto firme y decepcionado mientras la nostalgia trepa por tus piernas Y me queda observar como morís apoyado en la puerta

Nubes de Verano

Hoy el ambiente aplasta como calor sólido siendo amasado por nubes  que engordaron en verano. ¿Te acordás? Yo estaba lejos Y te tapaban los carteles Por eso dormí 13 horas Qué calor. No veo nada.

Ella me miró

Ella me miro sin saber que, Igual que el aleteo de una mariposa Su inocente flirteo Del otro lado creó un sismo Me miró a los ojos Sus pupilas sonrientes Su exagerada risa amplia Y me invitó a su mundo Aunque no solo a mí, A todo quien quisiese conocer Todo quien goce del mareo, De la incertidumbre que ella viste Ella me miró sin saber Pero yo tampoco sabía Porque en dos palabras Mis cimientos eran arena Se hacían arena y la seguí Por médanos infinitos De ferrosa aridez que royeron Mi altar, suelo y pared Ella me iluminó pero Al mismo tiempo encandilaba Y al igual que el sol, De mucho verlo oscurece Me abre puertas que desconozco Pero difusas siluetas empujan Y las cierran al instante Ante mi crudo interés Ella es un cuarto Al que solo la puedo entrar En su ausencia Siempre gana a las escondidas Y la quiero como niño, En constante asombro y credulidad Y la quiero como a una niña Porque ella no sabe por qué

Sea

For the hustling was constant the silence was grave the city a dead pool of static corpses with no purpose but to awe Beautiful, to say the least but small but dull but heavy An unused doll house For the hustling was constant silence slowly made its way filtered itself in, grew intertwined to a new found core Until she appreared and nothing ever struck so loudly Deafening as a hoofing parade, a clacking train, like thunder yet wordless All that surrounded it payed reverence All bent and embraced it Not daring nor wanting to be part of anything else Paths led to it a road paved in slimey tentacles arousing, inviting, dragging us into her whole Foolish it is though, naive the intention, for we would never fit we could never melt But we can pretend, and for the hustling was constant silence overcame devouring, as darkness fell

Catalyst

It swept through gusts and windtides glided by heaven's shores Witnessed love, Witnessed justice, Witnessed life's screeching sores Past laughters and past butterflies Above them all she soared Lulled by bittersweet cotton That caressed with gripping thorns Sometimes cliffs would scatter Dripping cold drips of scorn But the seed just flew amongst them For fear was yet unborn Amidst the lurring current For how to steer she did not know A gushing darkness plunged her Where all real was so no more In a room so vast So empty So shaken to the core Alike Alice, who had shrunken, She only then began to grow

Love Me Knots

There were no walls Yet she knew herself trapped Laying aloof on the floor Waving at the waving fan Blindly hurting in her cell Trying to force the words out from the blank sinking ceiling She plucked imaginary daisies A bit like an automat Blind fingers gracefully Spun, twisted, bent Lost themselves in a dream Silently. Over and over again. Rolling from one patch to another In all but childish terror, for what would she do when there were no daisies left

La flor marchita

Ella esperaba con ansia tranquila Sabía que su Dios iba a llegar Aferrada al día en que la plantaron Era injusto pensar que no la iba a cuidar Era injusto pensar que no la iba a cuidar Lo veía desde su maceta, Espía de su apaciguado despertar, Comiendo un pomelo rosado Color que ella solía llevar Color que menguado, no supo encontrar A veces lo oía llegar Alzaba su tallo al radiante altar Pero su altura tal vez era poca Nunca supo hacerse notar Nunca supo hacerse notar De a poco marchitaba y parecía, Que solo las plagas podía cautivar La tierra en un llanto de hojas Tapó las raíces para perdonar Tapó las raíces para perdonar Pero no teman, no fue en vano su locura De esperar. Una madrugada blanca despertó, Y bajo un inquisidor par de ojos Su imagen vio reflejar En aquel gigante de siete caras Aunque las siete eran igual Solo había hastío para la maceta Que debía ser un rosedal Desilusionado se alejó, Desató un torrente de alivio glacial Ella soltó s...

De libertad y otras causalidades

Una cáscara viviente se tambaleó, Al pasear indulgente por su roca creadora Y se emancipó de todo Menos de lo que ignora Una cueva esconde secretos transformados En escamas dentro de sus pliegues Pero calla sus ecos Los ahoga Así, la furia de cada noche No logra usurparlos para hacerlos perecer Condenados al olvido, Pero no a olvidarse del ayer ¿Por qué la vista reina, si lo hace en falsa verdad? Cuatro ojos no bastarían ¿Por qué el oído agudiza su visión, si lo que debe es escuchar? Canjeó su humildad por tinturas Una cáscara valiente, abrigada en fe Navegó lo desconocido Pero al volver el romper sordo De las olas la devoró