Carta a Facundo

Te quiero regalar palabras que tejan un puente a lo que podríamos haber sido. Charlas que emparchen el hecho de que muchas veces no charlamos. Hacerlo de forma tan minuciosa que no de lugar a duda a que hoy sería así. Y que ese camino que manufacturé sea tan tenso que al andar sobre el, no se note que debajo hay una chica de solo 15 que no sabe nadar.
Te quiero pedir el tiempo que no me diste. A mí, que me dabas todo lo que deseaba antes de saber que lo deseaba, tuviste el tupé de desproveerme de algo tan fundamental. Predijiste que el tiempo nos iba a acercar, pero ansioso, como me enseñaste a ser, te fuiste antes.
Te quiero muchas veces abrazar, hasta que por una vez seas vos el que se canse de mi cariño. Aunque eso nunca pasó. Y a mí eso no me volvió a pasar con nadie.
Me encantaría que me exasperes con las tantas cosas que estoy segura no estamos de acuerdo, y apilar anécdotas para ese hueco que hay ahora, con memorias filtrándose como arena. Porque aún no estando de acuerdo, esa historia hubiese sido graciosa.
Te quiero invitar a tomar una cerveza, en ese viaje que nunca hicimos y siempre voy a querer hacer. Para mirar atrás y reír aliviados que finalmente estamos donde queremos, y no en el final.
Quiero que me seques las lágrimas y burlarme agradecida de las tuyas, porque tus sentimientos no tenían edad y se paraban en la misma página que yo.
Te quiero mirar y entendernos, en vez de encontrarte en otras personas. No tener que imaginarte y reinventarte cada día hasta que un día no quede nada de la realidad.
Pero más que nada, eso, te quiero.

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