La flor marchita

Ella esperaba con ansia tranquila
Sabía que su Dios iba a llegar
Aferrada al día en que la plantaron
Era injusto pensar que no la iba a cuidar
Era injusto pensar que no la iba a cuidar

Lo veía desde su maceta,
Espía de su apaciguado despertar,
Comiendo un pomelo rosado
Color que ella solía llevar
Color que menguado, no supo encontrar

A veces lo oía llegar
Alzaba su tallo al radiante altar
Pero su altura tal vez era poca
Nunca supo hacerse notar
Nunca supo hacerse notar

De a poco marchitaba y parecía,
Que solo las plagas podía cautivar
La tierra en un llanto de hojas
Tapó las raíces para perdonar
Tapó las raíces para perdonar

Pero no teman, no fue en vano su locura
De esperar.
Una madrugada blanca despertó,
Y bajo un inquisidor par de ojos
Su imagen vio reflejar

En aquel gigante de siete caras
Aunque las siete eran igual
Solo había hastío para la maceta
Que debía ser un rosedal

Desilusionado se alejó,
Desató un torrente de alivio glacial
Ella soltó sus semillas al viento
En otro jardín aprendería a bailar
En otro jardín aprendería a bailar

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