Huecos, charlas y lutos

Había una vez un hueco. En ese hueco cabía un luto. En ese luto charlaba gente de tanto en tanto sin avisar. 

Ahí estaba mi viejo,
que a veces me decía
que el auto viene antes
de la casa. O al revés.

Todavía lo cuento y no me acuerdo
Pero me llevaba igual
en su auto a los entierros
que no sucedieron todavía.
Hacemos huecos
con su pala de San Lorenzo

Yo no armé la casa.
Entonces guardamos todo
en madrigueras.
Y me encuentro con gente
ni muy conocida ni muy poco
que él siempre saluda y
a mí me da vergüenza

Corro lejos y me caigo
(Tomó el hábito de hacer huecos
de noche, y por la mañana
salgo a comprar leche y caigo)

Le gente conoce el camino
no necesitan huecos, ni auto,
ni mi casa, ni van de luto,
ni les hace falta caminar

mi padre no toca el piso,
cuando camina finge
para que camine a su lado
por encima de los muertos
bajo el resto de los cuerpos
que aparecen como sustos
cuando me caigo en sus historias

entonces las paredes me cuentan
cosas que ya sé mientras cavo
cosas en las que no estuve
cosas desordenadas
que avalanchan los hechos
que empiezan a contradecirse y fingen
su correlación y forman filas
diferentes cada vez

Estoy desorientada. Alzo la mano
hasta lejos, hacia uno
para que no toque el castillo de arena
que hice en una playa
pero mi padre me frena

Tiene una pala. ¿Otro hueco?
Asiente. Y luego la casa.
Cavo hondo, desentierro a
personas que parece ya conocen el lugar.
¿Cuántos huecos más?
La gente charla y compra leche
que no se les cae.

Vámonos, Pa. Subite al auto.
Pero él ya no puede manejar.
Las manos le tiemblan,
el tratamiento lo toma por completo.
No tengo el auto, ni la casa,
le ofrezco el codo, y vamos
como íbamos e iban varios
Lo miro y no está.

Me siento en un pilón de anécdotas sucias
De arriba se ve el tránsito de hormigas
La veo a mi madre multiplicada
ir de acá para allá
Hoy es noche de películas 

el haz de luz del proyector
sale por distintos huecos que
se conectan como periscopios
Se forma un dibujo
en las estrellas
que no son estrellas,
son panaderos
como la canción de cuna

panadero, panaderito, traeme un pan
y un cuchillito.
Pero el panadero no vuela
porque me olvidé de crear una luna.

Está oscuro y el piso tiembla
por los pozos que cambian de lugar
Los túneles se reconectan.
Cae gente nueva en casa
Le digo casa. Pero casa no tengo
ni auto. Yo sí quería un auto
cuando se rompió mi taza preferida.
Cuando pintaron mi cuarto
sin que me vaya.

En el vacío de una madriguera
a estas horas desconocida
con una pala en mano y linterna
para recorrer en silencio

Un silencio en el que cabe un luto
Un luto en el que charla gente
en el que la gente deja huecos
de tanto en tanto- sin avisar. 


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