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Mostrando entradas de febrero, 2025

A qué huele a seco

Las estacas tintinean sin parar en el baúl. No me di cuenta del ruido hasta que agarré la autopista. Voy con las ventanas bajas y la 9 de Julio flota por encima de todo. Lobos no queda tan lejos.  ¿Qué hay en Lobos? Me preguntaron. No sé.  Voy con la mirada fija hacia adelante. El parabrisas me hipnotiza. Me arrastra por los pasillos de autos inmóviles que se hunden en picada. Voy hacia las líneas de distorsión térmica que los traga al final. Nunca alcanzo las líneas. Nada me traga a mí más que el parabrisas y el tin tin tin de las estacas que toman forma en los espejismos. Hubo instancias para arrepentirse. El tin tin tin me recuerda a ese tan tan tantas instancias que aún ahora, sigue habiendo. Encuentro vacíos para sentarme y posponer en las banquinas. Hay cosas que hace falta hacer cuevita con la mano sobre la frente para mirarlas. Pero el calor insiste con su peso blanco y no deja pensar. Quema el color del camino y nada brilla. No hay amarillos, ni rojos ni hay azules en...

Enrolle

Un enrolle de sábanas montañoso  se arruga entre cuevas que hacen eco. La aurora, tenue penumbra, se mece en la música flotando por encima. Desde ahí, me lanzo. Te busco y grito ¡Eco! pelando capas,  buscando avalanchas de ciento treinta hilos ¡eco! uno,  agotado,  que rebota  y cruje cuesta abajo son pocos poquitos los vientos, las sombras, los yetis gritando eco a tu risa  que cuando grito suena eco  y se esparce  tejiendo tramas,  nieve en polvo, hasta abajo donde voy quedando  sin aire, sin pies,  sin hilos, empecinada en desmantelar esta montaña enroscada hasta un arroyo de mantas,  donde no hay nada Toco fondo, y nada. grito  ¡eco! Me sube hasta las rodillas, crujen resortes y nada.  Solo música escapando por la ventana abierta sobre un brazo colgando  un acantilado rozando el piso con mechones en la frente.

Echo

Turned, twisted bed sheets Piled up into mountains and caves In a fall bed that sheds its skin. The music floats above, in whirlwinds of 130 thread counts that gush us into an opening between branches, breaches and the gap beneath the pillow and my self, that chases what’s left of your laugh in the air soaked slivers of river undressing the snow forts of a landscape gone, bursting, flooding all the way towards an echo  on the tip of my fingers  I run downhill unstoppable  and drown  as I make my way to you in turned, twisted  sinews of water  that are few and fewer and running dry  as I reach the ground  to throw over the sheets and not find you out of breath  out of words  out... out, out! there’s only music escaping through a window clinging to what’s left of a 130 thread count  in a fist.