A qué huele a seco
Las estacas tintinean sin parar en el baúl. No me di cuenta del ruido hasta que agarré la autopista. Voy con las ventanas bajas y la 9 de Julio flota por encima de todo. Lobos no queda tan lejos. ¿Qué hay en Lobos? Me preguntaron. No sé. Voy con la mirada fija hacia adelante. El parabrisas me hipnotiza. Me arrastra por los pasillos de autos inmóviles que se hunden en picada. Voy hacia las líneas de distorsión térmica que los traga al final. Nunca alcanzo las líneas. Nada me traga a mí más que el parabrisas y el tin tin tin de las estacas que toman forma en los espejismos. Hubo instancias para arrepentirse. El tin tin tin me recuerda a ese tan tan tantas instancias que aún ahora, sigue habiendo. Encuentro vacíos para sentarme y posponer en las banquinas. Hay cosas que hace falta hacer cuevita con la mano sobre la frente para mirarlas. Pero el calor insiste con su peso blanco y no deja pensar. Quema el color del camino y nada brilla. No hay amarillos, ni rojos ni hay azules en...