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Mostrando entradas de febrero, 2020

Adaptabilidad

No sé cuando fue, pero el árbol que da al balcón tiene color hoy. El techo de la ciudad tiene tantos tonos como copas. La vista no es linda, nunca fue, pero me encanta. Es como todo, si te parás en un lugar muy alto tiene gracia. El conjunto de cosas se amalgama para que cemento, escombro, pelo y polvo merezcan la pena. Desde el techo, se pronóstica 100% lluvia y no llueve. Se cuestiona a la probabilidad. La probabilidad de poder poner pantones en palabras y argumentarlos. Y los árboles contestan, en la sirena de una ambulancia. 

La gente más maravillosa del mundo/ The most wonderful people in the world

"Ahí conocí a la gente más maravillosa del mundo" Busqué con intento esa maravilla en el amarillo crema de la cera de las velas y los algodones que se llevaban un hilo del tímpano de Ovidio Los algodones no tenían un hogar una cama compartida con los turistas o un huacal propio. Las velas tampoco. aparecían, simplemente, del interior de sus oídos, de la despensa venida a menos con cajones flojos La gente más maravillosa del mundo Doña Elvira me escuchó pensar con sus pupilas negras arrimadas a la esquina de su ojo y luego de vuelta a la pila El amarillo se desparramaba en la mesa en la papa, el huisquil hervido, el maíz que desgranamos, el huevo amarillo mostaza  como el cuarto, (la mostaza) no conoce el camino a Yepocapa No así los Jocotes, de interior tierno que no llegan Argentina porque palidecen Como los algodones color crema, que flotan inadvertidos, como si no estuviesen en realidad ahí como los cacharros de grumos sucios, sin pena aceptados que arden sin tregua en la ...