NN

Lo busqué. Lo busqué yo. Al pedo.
Él que me había catalogado de amiga lo fui a buscar.
No lo paro de pensar. La cagué. ¿Para qué? Pero ahí estaba. Ahí me veo, acariciando sus dedos en el sillón. Tomando una cerveza en el balcón y echando sorbos a risas adormecidas. Atrapada entre reflejos de latas y botellas que saqué yo. 
"Entendí mal”, dijiste. Y acá estamos, en la conversación que vamos a tener mañana.
Pesado, 
Intenso, 
Manipulador, 
Mezquino. 
Y ahora, ¿me ignorás? ¿me querés? ¿tomamos otro vino? ¿abrimos una nueva clase de indiferencia?
Vendeme el starter pack a esta perversión. Contame lo distinta que soy en un susurro popular. Hacémelo tragar de nuevo, porque no me vas a volver a hablar.  Por no ser el primero ni el último. Porque voy a cruzar el semáforo en amarillo con o sin vos. 
Te sonrío cada vez más. 
Ya está. Es una pena. Te dije que no te quería perder. 
¿Me pensás? ¿Me querés? ¿Me mirás un poco más? ¿O eso fue todo? Un belcro de intimidad. Un fanatismo letal.
Porque, es que es así, tu climax estaba en el derribe.

Comentarios