Te acostaste a tu lado
Su mano se posó sobre la suya. Se apoyó con miedo y cuidado, o con cuidado por miedo. Con disgusto sacó la mano de debajo de la suya. Sacudiendo el tacto molesto de una mano que siente por demás. Le acarició el pelo con cariño acumulado. Respirándolo cuando se acercó para tirar de un mechón. Eso le gustaba. Toleró la caricia tensando los hombros y el cuello. Prefería el toque de la manta azul con olor del sillón, con trazos de perro y dejadez, pero propios. Se separó de su cuerpo despacio, con mucha comprensión y tristeza, sin saber dónde ir sin alejarse más. Ansiaba su calor. Aceptó esa distancia, que la tranquilizó y casi le dieron ganas de darse vuelta y ponerle una mano en la cara, para calmar las aguas. Pero solo casi, y se encapulló en las sábanas que ahora se extendían sin fin. Se fue a otro cuarto para regalarle espacio, satisfecho con su buen sentido común. Se quedó en la cama, pero no sintió tal espacio, porque cerca, a uno o dos cuartos, había una persona con sentid...